lunes, noviembre 07, 2005

El espejo de los emergentes

Simon Commander, experto en países emergentes de la LSE, dice que la Argentina tiene mucho para aprender de India, China y Rusia. Commander está considerado uno de los analistas más lúcidos de la situación económica de los países en vías de desarrollo. En la LSE preside el Centro de Estudios sobre Países Emergentes. Vino a Buenos Aires invitado por la Embajada Británica.—¿Cuál es su impresión sobre la economía argentina?—Tengo sensaciones contradictorias. Por una parte se nota la prosperidad que generó el crecimiento, pero por otro lado, aquí a dos cuadras (del Hotel Emperador, en Libertador y la 9 de julio) vi ayer una fila enorme de indigentes frente a una iglesia, esperando que les dieran de comer. Todavía hay un 40% de la población por debajo de la línea de pobreza, y eso es un número extremadamente alto. Piensen que India está por debajo del 30%; Rusia tiene un 15%. En esos países el problema de la distribución del ingreso es un tema central de discusión. Después de hablar con varios funcionarios argentinos durante la semana, no me parece que ésta sea su preocupación número uno.—¿Cree que aquí se habla demasiado de la macro y poco de la micro?—En parte sí. No tendría que ser tan sorpresivo, porque después de todo históricamente la Argentina tuvo muchas crisis por la forma equivocada en la que se condujo la macroeconomía. Pero hay un contraste importante con países como India, China y Rusia, donde hay enormes debates de cómo aumentar la competencia, cómo incrementar la entrada de nuevas firmas al mercado, cómo subir la productividad, la inversión en tecnología, etc.—Se viene hablando mucho del surgimiento de los países BRICs (Brasil, Rusia, India y China), que serán dominantes en algunas décadas. ¿Esta visión es exagerada?—La idea de los BRICs fue lanzada, en forma algo simplista, por alguna gente de Goldman Sachs. Es más que nada un ejercicio de contabilidad, así que yo no lo tomo particularmente en serio. Lo que tienen en común es que son países grandes, con una demanda interna considerable que les permite ciertos grados de libertad en materia de política económica. Habiendo dicho esto, son mercados muy diferentes. —¿Le parecen complementarias las economías de China y la Argentina?—China, que crece al 10%, es un fenomenal demandante de recursos naturales, y en ese contexto la Argentina puede ser un socio relevante. De lo que no estoy seguro es de que China vea un potencial para invertir en la Argentina. De hecho, no creo que estén pensando en invertir en gran escala.—¿Por qué?—La Argentina, desde el punto de vista de un inversor internacional, está en una situación compleja. Existe una herencia del colapso del 2001, y del repudio a la deuda. Es cierto que Rusia también defolteó y hoy sus papeles cotizan alto, siempre hay gente dispuesta a olvidarse y volver. Pero creo que esto no sucederá tan rápido con la Argentina, porque las reglas no están tan claras.—Si pudiera imaginarse una futura crisis global, ¿por dónde cree que vendría?—El riesgo del cual todos hablan es el del gigantesco déficit de cuenta corriente de los EE.UU. Yo no veo que en el corto plazo pueda disminuir el apetito por deuda norteamericana, como sostienen los más pesimistas, básicamente porque no hay alternativas atractivas. Europa crece poco y el área del yen también tiene sus problemas. El riesgo más importante está en otros lugares, como China. Hay razones para pensar en que no podrá seguir creciendo como lo viene haciendo, y que tampoco podrá seguir siendo tan estable. Hay tremendos problemas de gobierno corporativo y problemas con el sistema financiero. Y si China sufre algún tipo de shock, las consecuencias sobre la economía global serán enormes.

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