jueves, noviembre 03, 2005

TAIWAN: DESARROLLO TECNOLOGICO EXPORTABLE

El comercio con Perú es incipiente, a pesar de nuestro potencial agrícola. Entre las 22 horas de vuelo y las 13 de diferencia horaria, cuando un peruano llega a Taiwan la geografía ya le robó casi dos días en el calendario. Sin embargo, tras los 45 minutos entre el aeropuerto y la ciudad -sobre una autopista de ocho carriles flanqueada por vegetación-, el ingresar por calles coloridas y alborotadas nos dice que al parecer valió la pena.
Días después, el comprobar la convivencia armónica entre el avanzado desarrollo tecnológico y las antiguas tradiciones familiares y religiosas de su población se encarga de confirmarnos que valió la pena y que los primeros navegantes portugueses tuvieron razón al llamarla Formosa (hermosa). La mala experiencia del viaje, sin embargo, llega casi de inmediato y de la mano de un compatriota, funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores, que funge como encargado de la Oficina Comercial del Perú en Taipei, quien ampara su ostracismo diplomático (ignorando incluso las invitaciones de cortesía) y su escaso interés por atender a los periodistas de visita en el hecho de que el Perú y la República de China no mantienen relaciones formales. ¿Y así queremos incentivar la llegada a nuestro país de mayores inversiones extranjeras? Según versión del propio funcionario peruano en Taiwan, la atracción de capitales chinos a Perú resulta sumamente difícil por varios factores, el primero y quizá principal es la distancia geográfica, de la que dimos cuenta líneas arriba. Además, está el carácter del empresario taiwanés que prefiere establecer su propia pequeña empresa antes que compartir la dirección de una gran empresa. Habría que añadir a ello que el gobierno sólo autoriza inversiones chinas en el extranjero hasta por US$ 5.08 millones. A diferencia de lo que se piensa desde el otro lado del mismo océano (Pacífico), la República de China (democrática) es una economía esencialmente sustentada en el dinamismo de sus pequeñas y medianas empresas, que representan más del 95% del total de las empresas establecidas sobre sus 36 mil km2 de superficie; emplean a casi el 80% de la Población Económicamente Activa (PEA); y representan alrededor del 35% de las ventas totales del sector productivo. Vale aclarar que el concepto de pyme que se maneja en ese lado del mundo es completamente distinto del que esbozamos en el Perú. Durante el recorrido de la isla, que el grupo de periodistas latinoamericanos realizó a invitación del gobierno de Taiwan, visitamos una empresa familiar considerada la "típica" mediana empresa. Con un capital de US$ 20 millones y 620 empleados distribuidos en los diferentes turnos de trabajo, la empresa registra ventas anuales por US$ 40 millones y para el próximo año planea iniciar su cotización en la Bolsa de Valores de Taipei. Es una mediana empresa, pero cuenta con cuatro certificaciones de calidad (las ISO 9001 y 14000, HACCP y GMP) y dos marcas registradas, una de ellas de distribución masiva y con la que atienden tanto el mercado interno como las exportaciones. Primer impulso El proceso de desarrollo de las Pyme se inició en 1949, cuando el gobierno destinó sus principales recursos a la construcción de infraestructura energética y de transportes con lo que permitió el crecimiento de los que hasta entonces habían sido sólo pequeños negocios familiares. Entre 1953 y 1960 el esquema de sustitución de importaciones dio paso al desarrollo de las industrias que permitían incrementar los volúmenes de exportación de la isla o reducir la necesidad de importar bienes terminados. La orientación taiwanesa hacia la producción de tecnología llegó con la crisis del petróleo de 1973 a 1979, en ese período se intensificó la inversión en investigación en la que ahora se ha convertido en su principal fuente de exportaciones. El año pasado, los sectores de maquinarias y aparatos eléctricos y electrónica fueron responsables del ingreso de casi US$ 67 mil millones, de los US$ 122,866.3 millones que constituyó el total de sus exportaciones. Esta cifra, aunque significativa, representó una contracción en cerca del 20%, en términos reales, frente a las cifras registradas en el 2000; lo cual, junto con la recesión económica y la desaceleración en 26.7% de la inversión doméstica que enfrentó la isla el año pasado, se ha convertido, según los analistas, en una llamada de alerta para que el gobierno y el sector industrial inviertan más en innovación. Es de recordar que el año pasado el parque científico industrial de Hsinchu (uno de los dos complejos de investigación y producción en alta tecnología que existen en Taiwan) recibió inversiones por alrededor de US$ 25 mil millones: 89% proveniente del sector privado, 4% del gobierno y 7% de empresas extranjeras. Actualmente, la producción de circuitos integrados y de computadoras se presenta como la más dinámica en cuanto a demanda de mano de obra y generación de utilidades, 60% y 25% respectivamente. Sin embargo, la apuesta a mediano plazo apunta hacia el desarrollo de las telecomunicaciones y la biotecnología. En este último rubro, la expectativa para dentro de cuatro años es alcanzar un valor de producción de más de siete mil millones de dólares estadounidenses. El esquema Durante los últimos años, la Oficina de Desarrollo Industrial (IDB, por sus siglas en inglés) del Ministerio de Asuntos Económicos, ha elaborado una lista de "industrias estratégicas emergentes", hacia las cuales orienta la promoción estatal. Esta consiste principalmente en incentivos tributarios especiales, entre ellos la exención del Impuesto a la Renta, hasta por cinco años, para las empresas de estos sectores que se involucren en nuevas operaciones. La lista vigente incluye productos digitales (computadoras, artículos electrónicos y de comunicación para el consumo no industrial), electrónicos de precisión, maquinaria de precisión, aeroespaciales, de biotecnología, químicos especiales, tecnológicos "verdes" (de protección a la naturaleza), materiales industriales de alto grado, así como servicios tecnológicos. A partir de este año, la actualización de esta relación se realizará cada dos años, para lo que la IDB ha propuesto tener en cuenta diez rubros, tan dispares entre ellos como la nanotecnología (productos microscópicos) y las carreras de motocicletas. Este último, que podría sonar al capricho de algún amante de los motores veloces, se explica en el interés de fomentar la ya avanzada producción de motocicletas. Y cómo no ser avanzada si en las calles la vieja imagen del delgadísimo chino pedaleando su bicicleta ha cambiado por la de también delgadísimos chinos discurriendo en todas direcciones sobre motocicletas silenciosas que cuentan con el respeto de los conductores de los demás vehículos. Es inevitable para cualquier habitante de una ciudad en la que, como en Lima, ralean las motocicletas, sorprenderse el primer día en Taipei ante la cantidad de playas de estacionamiento con cientos de motos, casi todas del mismo modelo y muchas de colores repetidos, sin embargo, unos días después resulta tan común como comer arroz con palitos (Chopsticks). Los sectores industriales sugeridos por la IDB deberán todavía conciliarse entre los representantes del gobierno, los industriales y los institutos de investigación durante la reunión a realizarse en noviembre próximo. La fuga La revalorización del dólar taiwanés (NT), que pasó en la década de los 80 de 40 a 27 unidades por dólar estadounidense (actualmente el tipo de cambio oficial es 34 NT por 1 US$), debilitó principalmente a las empresas tradicionales que exportaban, muchas de las cuales comenzaron a buscar entre sus vecinos -principalmente en China continental (el "hermano mayor")- las nuevas sedes para sus centros de producción. Esta salida de capitales provocó el incremento de la tasa de desempleo y la "fuga" de talentos hacia las nuevas sedes de producción, lo que hasta la fecha es una de las principales preocupaciones en el país. En algunos casos, el gobierno y el sector privado buscaron alternativas de desarrollo para retener a los industriales -una pequeña fábrica familiar que producía moldes de prensa de aleación de aluminio, ahora los construye con aleación de magnesio para usarse en computadoras portátiles-, pero eso no siempre fue posible. Ya en 1996, las estadísticas mostraban que 21 mil proyectos de inversión taiwanesa, por cerca de US$ 12 millones, se habían mudado a China continental. Esta situación, sin embargo, no ha mejorado la relación política entre las dos partes geográficas de un mismo pueblo. La comunicación entre Taipei y Pekín se mantiene tensa, más aún después de las recientes actitudes del gobierno de China continental, tales como obviar la participación de Taiwan en la reunión del Foro Económico Asia-Pacífico, que le tocó organizar el año pasado; o desplazar -a fines de julio de este año- al gobierno de Taipei en las relaciones diplomáticas con Nauru, una isla del Pacífico sur de apenas 21 km cuadrados y 10 mil habitantes, con lo que restó una nación a la reducida lista de países que reconocen la soberanía de Taiwan. Relaciones con el Perú En las estadísticas oficiales del comercio bilateral de Taiwan durante el 2001, Perú se pierde al interior de la posición "otros" que comparte con casi toda América Latina, a excepción de México, y las demás pequeñas economías con las que mantiene intercambio comercial. De los cerca de US$ 23 mil millones que importó Taiwan del grupo de los "otros", Perú le vendió apenas US$ 94.3 millones, básicamente en harina de pescado (US$ 64.14 millones), minerales no preciosos y metales; una cifra menor a la registrada en el 2000 (US$ 101.9 millones) y casi comparable a la de 1998, cuando, tras la fiebre aftosa que afectó la isla y obligó a sacrificar buena parte del ganado porcino (alimentado con harina de pescado), las exportaciones de Perú a Taiwan sumaron US$ 88 millones (-45.8% frente a 1997). Nuestras compras, el año pasado, tampoco fueron significativas (US$ 87.9 millones), pero crecieron en cerca de US$ 17 millones en relación al 2000 (US$ 73.8 millones); aunque manteniendo la demanda principalmente en lo relativo a polietileno y autopartes. Oportunidades comerciales Desde la década del 70, cuando el cambio en la estructura laboral inició la reducción del número de trabajadores en el campo a favor del sector industrial y de servicios, la demanda taiwanesa de productos agrícolas se ha incrementado significativamente. Actualmente la población empleada en el agro no llega al 10% de la PEA, con lo que el aporte de este sector al PBI se encuentra en alrededor del 2%. Con una población superior a los 22 millones de habitantes, que mantiene una dieta tradicional a base de productos naturales, las posibilidades para la exportación agroindustrial y para la diversificación de la oferta pesquera hacia China democrática se multiplican. Algunos productos con los que Perú podría incursionar en ese mercado son los marinos y fluviales frescos refrigerados o congelados -pescado, mariscos y algas-, frutas y vegetales frescos, así como maderas. En el sector minero, además del cobre que ya vendemos, nuestra oferta resulta menos atractiva, ya que la demanda de la industria apunta al jade antes que al oro y al mármol antes que a la plata. Los productos "delicatessen" o "modernos" en el menú chino, como la maca y la kiwicha, tendrán siempre un pequeño mercado, aunque no se debe esperar un boom en la demanda considerando lo fuertes que son sus tradiciones alimenticias. Ni siquiera las cadenas transnacionales de comida rápida o la minuciosa y familiar expansión de la comida italiana han conseguido debilitar las preferencias por el chifa. En lo que se refiere al turismo, el potencial dependerá de la promoción que hagan del país las oficinas de representación del gobierno -oficiales o no- y el sector privado. Actualmente la preferencia en destinos se distribuye entre sus vecinos del Asia -donde destaca China continental- y los Estados Unidos.

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